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ASTRONOMIA INCA


Los antiguos habitantes del territorio peruano que precedieron al Imperio Incaico tenían un profundo interés en el estudio del movimiento de la Tierra y las constelaciones estelares. Gracias a su conocimiento empírico de las matemáticas y los movimientos astronómicos, desarrollaron una comprensión avanzada de estos fenómenos celestiales.

Por ejemplo, las civilizaciones costeras honraban y veneraban al Sol y la Luna, construyendo santuarios (huacas) donde se llevaban a cabo diversas ceremonias y ofrendas en honor a estos astros. Estas prácticas ya prefiguraban lo que más adelante se convertiría en la astronomía incaica.

Sol (Inti): Elemento y divinidad primordial. Es la fuente de energía de toda la agricultura, proporcionando luz y calor, es decir, esencial para la supervivencia de esta civilización. Los miembros de la familia real inca, especialmente el emperador, eran considerados hijos del sol. También es objeto de culto para todos, y su ritual central es en el solsticio de invierno del Inti Raymi (24 de junio en el hemisferio sur).

La Luna (Quilla): Considerada como la esposa del Sol y una divinidad protectora de la coya (emperatriz, esposa del Inca), representaba en gran medida el elemento femenino en las creencias incaicas. Era fundamental en el calendario, el cual se regía por un calendario lunar, que a su vez estaba vinculado a las etapas del ciclo agrícola y a los rituales religiosos.

Los 5 planetas: Los sacerdotes-astrónomos del Imperio Inca tenían conocimiento de cinco planetas, identificándolos por su comportamiento único en el firmamento.

ASTONOMIA INCA EN LOS RESTOS ARQUEOLOGICOS

Todos los complejos arqueológicos incaicos guardan relación con elementos astronómicos, desde alineaciones con constelaciones hasta posiciones específicas del Sol o la Luna. A continuación, mencionamos algunos fascinantes elementos astronómicos presentes en algunos sitios dejados por los incas:

El Coricancha (Ciudad de Cusco): Considerado el centro religioso del Imperio Incaico, el Coricancha era el equivalente al Vaticano en la cosmovisión incaica. Su diseño imita la forma del Sol, con 41 rayos que se extienden desde él hacia diferentes puntos del territorio. En su interior albergaba el Templo del Sol, donde se veneraba al dios Wiracocha, considerado el creador del universo. Una visita al Coricancha es una experiencia imperdible en nuestro fascinante Cusco City Tour.

Templo del Sol (Machu Picchu): Este espectacular recinto curvo dentro de la ciudadela de Machu Picchu era un lugar de adoración dedicado al dios Inti (Sol en Quechua, el idioma oficial incaico).

Intihuatana (Machu Picchu): Se trata de una piedra magníficamente esculpida con funciones tanto religiosas como astronómicas. Su nombre significa “donde se amarra el Sol” y en realidad servía para marcar las horas del día, las estaciones del año, el movimiento de las constelaciones y para determinar la planificación agrícola. También se realizaban cultos al dios Sol en este lugar. Otros Intihuatana se pueden encontrar en Ollantaytambo (¡donde también se encuentra un fantástico Templo del Sol!) y en Pisac, ambos ubicados en el Valle Sagrado de los Incas.

CONSTELACIONES DE ANIMALES

Los incas desarrollaron la capacidad de identificar principalmente dos tipos de constelaciones en el Hanan Pacha (el cielo o espacio sideral): las brillantes y las oscuras. Las primeras estaban compuestas por estrellas (siguiendo el modelo occidental) que, al unirse, formaban figuras reconocibles en el cielo. Por otro lado, el segundo tipo de constelación, conocido como “oscura”, estaba relacionado con el gas y el polvo condensado en la Vía Láctea, donde los incas identificaban manchas oscuras (que asociaban con carbón) y en las cuales percibían constelaciones de animales, típicamente asociadas con la temporada de lluvias.

Entre las figuras celestiales que los incas reconocían se encontraban las “llamas celestiales”, la Perdiz (Lluthu), el Sapo (Hampatu), la Serpiente (Machacuay), el Zorro (Atoq) y la Cruz del Sur (Chakana).