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CAMELIDOS SUDAMERICANOS

Los camélidos (Camelidae) son una familia de mamíferos artiodáctilos del suborden tilópodos formada por tres géneros actuales y ocho extintos. El género Camelus —camello bactriano, camello salvaje y camello dromedario— habita en las llanuras áridas asiáticas y africanas. Por su parte, los géneros Vicugna -vicuña y alpaca- y Lama -guanaco y llama- viven en Sudamérica desde las zonas altoandinas hasta Tierra del Fuego y el Chaco.


Los camélidos son animales estrictamente herbívoros, con cuellos largos y delgados, así como piernas prolongadas. A diferencia de otros animales, carecen de pezuñas y en su lugar poseen dos dedos con uñas en cada pie, acompañados de almohadillas plantares. La mayor parte de su peso se apoya en estas almohadillas resistentes y fibrosas. Los camélidos andinos tienen la capacidad de utilizarlas para obtener un mejor agarre en terrenos rocosos. En cuanto a su locomoción, todos los camélidos se desplazan de una manera particular: cuando caminan, las dos extremidades del mismo lado se mueven simultáneamente, lo cual difiere del galope intercalado de animales como los caballos.

ORIGEN DE LOS CAMELIDOS SUDAMERICANOS

El origen de los camélidos sudamericanos se remonta a hace millones de años, desde la época del gran intercambio entre continentes, hasta la migración que ocurrió desde Norteamérica para dar origen a los géneros Lama y Vicugna. Estos son los herbívoros nativos silvestres más importantes de Sudamérica, a partir de los cuales evolucionaron las cuatro especies de camélidos que conocemos en la actualidad.
En las investigaciones sobre los primeros sitios de domesticación de los camélidos sudamericanos, se han sugerido diversas ubicaciones, entre ellas el altiplano peruano-boliviano, la cuenca del Titicaca y la puna de Junín (pampas que rodean al lago).

Como evidencia, se han encontrado una gran cantidad de huesos en excavaciones realizadas en cuevas como Uchcumachay, Panalauca, Pachamachay, Acomachay y Telarmachay. Estos hallazgos han permitido verificar cambios en el uso de animales silvestres y una creciente dependencia de los camélidos.

ESPECIES DE CAMELIDOS

Los camélidos sudamericanos se dividen en cuatro especies: la llama (Lama glama), la alpaca (Lama pacos), el guanaco (Lama guanicoe) y la vicuña (Vicugna vicugna). De estas cuatro especies, la llama y la alpaca son consideradas especies domésticas, mientras que el guanaco y la vicuña son especies silvestres. El Perú es el principal productor mundial de camélidos sudamericanos, con más de 5 millones de cabezas entre las cuatro especies. De estas, 3 millones 596 mil 753 son alpacas, lo que representa más del 85% de las existentes en el mundo.

Sin embargo, la crianza de alpacas y llamas ya no se limita exclusivamente a Sudamérica. Desde finales de los años 80, se ha desarrollado su cría en países como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Además, existe un creciente interés por desarrollar su cría en otros países.

ALPACA

La alpaca es uno de los camélidos emblemáticos de los Andes peruanos. Es ligeramente más pequeña en promedio que la llama y un poco más grande que la vicuña, pudiendo alcanzar hasta un metro y medio de altura, con un peso que oscila entre los 60 y 70 kilogramos. La fibra de alpaca es una de las más finas del mundo y supera en calidad a la de cachemir y a la lana de oveja. Por esta razón, es muy valorada en la confección de prendas como chompas, suéteres, faldas y una variedad de accesorios como bolsos, carteras y correas, e incluso en la elaboración de tapices y alfombras.

Perú alberga más de 3 millones 600,000 ejemplares de alpacas en su territorio, lo que representa aproximadamente el 87 % de la población mundial de este camélido altoandino. Además, el país es el principal productor mundial de fibra de alpaca. Las principales regiones productoras de fibra de alpaca en Perú son Puno, Cusco, Arequipa, Huancavelica, Apurímac, Ayacucho y Pasco, situadas en zonas que se encuentran por encima de los 3,800 metros sobre el nivel del mar. Una de las fibras de alpaca más finas del mundo se produce en la remota comunidad campesina de Quelcaya, ubicada en el distrito de Corani, provincia de Carabaya, en la región de Puno.

Existen tres razas de alpaca: Huacaya, Suri e híbrida. Aproximadamente el 80% de las alpacas son de raza Huacaya, el 12% son de raza Suri, y el 8% restante son híbridas. Los ejemplares de raza Huacaya se caracterizan por tener una cobertura total del cuerpo con un vellón muy denso y de fibra pesada, mientras que la raza Suri presenta un vellón más sedoso, lacio y de mayor longitud.

Una de las características notables de la fibra de alpaca, que la hace altamente demandada en la industria textil, es su capacidad térmica para proporcionar abrigo en climas fríos y ser ligera en climas cálidos. Además, su finura se manifiesta en un diámetro que puede llegar hasta las 19 micras y una baja medulación, lo que permite la fabricación de prendas más delgadas y ligeras, adecuadas para cualquier estación del año. La fibra de alpaca, tras la esquila, se categoriza según la normativa técnica en extrafina, fina, semifina y gruesa. Cuando la industria la adquiere, lo hace según sus calidades como Royal, Baby, Súper Baby, Fleece, Medium Fleece, Huarizo o alpaca gruesa.

Otra característica notable de la fibra de alpaca es su durabilidad, lo que permite su reutilización. Por esta razón, aproximadamente el 90% de la fibra de alpaca se exporta a más de 20 países, siendo China e Italia los principales destinos de envío.

VICUÑA

Este camélido silvestre está representado en el Escudo Nacional como símbolo del reino animal o fauna autóctona del Perú y constituye una importante alternativa socioeconómica para la población altoandina del país debido a que posee una de las fibras más finas del mundo.

Las vicuñas son los camélidos sudamericanos más pequeños en comparación con la alpaca, la llama y el guanaco, ya que alcanzan una altura de 1.80 metros, una longitud de 80 centímetros y un peso que oscila entre los 40 y 50 kilogramos. Su color característico es beige o marrón claro rojizo, de donde proviene el nombre “vicuña”, con el lomo blanco en la zona central y las patas, aunque existen variaciones que dependen de las zonas geográficas donde habitan. Algunos individuos también presentan un mechón pectoral largo de color blanco

Las vicuñas son animales sorprendentes que habitan en el altiplano sudamericano, a altitudes superiores a los 3,200 metros sobre el nivel del mar, en regiones como Áncash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, La Libertad, Lima, Moquegua, Pasco, Puno y Tacna. Estas regiones, conocidas por su clima frío y seco, brindan el entorno perfecto para su existencia.

Con patas largas y delgadas que terminan en almohadillas, las vicuñas están diseñadas para moverse con facilidad sobre diferentes tipos de terreno, incluso en áreas rocosas y escarpadas. Son herbívoras y se alimentan de las plantas que crecen en la puna, una adaptación notable a un entorno donde los recursos son escasos. El pelaje de la vicuña es una maravilla de la naturaleza. Con fibras extremadamente finas, que alcanzan un diámetro de tan solo 15 micrones, su pelaje es denso y está compuesto por fibras delgadas que crecen muy juntas. Esta estructura protege al animal del frío, la lluvia y el viento, asegurando su supervivencia en un entorno tan exigente.

Además de su importancia para el equilibrio ecológico de la región, la vicuña tiene un valor económico significativo debido a la alta calidad de su fibra. Esta fibra es muy apreciada en la industria textil por su suavidad y calidez, siendo utilizada en la fabricación de prendas de lujo.

Aunque en el pasado la caza furtiva y la pérdida de hábitat pusieron en peligro a las poblaciones de vicuñas, en la actualidad se están implementando medidas de conservación para proteger a estas especies. Gracias a estos esfuerzos, las poblaciones de vicuñas están en proceso de recuperación, lo que es una excelente noticia para la biodiversidad de la región.

LLAMA


El camélido doméstico más grande, conocido como llama, destaca por su imponente presencia. Posee un cuerpo esbelto, con una cabeza pequeña y orejas grandes que suelen estar ligeramente curvadas. Los adultos alcanzan dimensiones notables, pudiendo medir entre 1.50 y 2 metros de longitud, con alturas que oscilan entre 1.10 y 1.50 metros. En cuanto a su peso, estos majestuosos animales pueden variar entre 108 y 155 kilogramos, lo que los convierte en una presencia imponente en su entorno.


Las llamas se dividen en dos variedades principales: la pelada o K’ara, y la lanuda o Chak’u, cada una con características distintivas. La variedad pelada, representada por la llama K’ara, se caracteriza por tener poca fibra en su cuerpo, careciendo de fibra en la cara y las piernas. El grosor de su fibra oscila entre 32 y 35 micras. Se estima que aproximadamente el 70% de las llamas pertenecen a esta variedad. Estos ejemplares son notoriamente fuertes y son comúnmente empleados para el transporte de carga debido a su resistencia y vigor.

Por otro lado, la variedad lanuda, conocida como llama Chak’u, exhibe una mayor cantidad de fibra en su cuerpo, presentando un vellón denso compuesto por fibras finas que tienen un grosor de aproximadamente 28 micras. Además, estas fibras son más largas, alcanzando hasta los 21 centímetros de longitud. Esta variedad de llama es apreciada por la calidad y cantidad de su fibra, lo que la convierte en una opción valiosa en la industria textil. Ambas variedades de llamas, tanto la pelada como la lanuda, son ejemplares importantes en la cultura y economía de las regiones donde se encuentran, cada una con características particulares que las hacen únicas y valiosas para sus respectivas funciones.

GUANACO

El guanaco es el camélido silvestre más grande y se distribuye en poblaciones dispersas a lo largo de los Andes sudamericanos, desde la Reserva Nacional de Calipuy en el Perú, hasta la Tierra del Fuego en Chile. Estos majestuosos animales son emblemáticos de la región y están adaptados a una variedad de hábitats, desde las regiones áridas y montañosas hasta las estepas y praderas. Su presencia es vital para el equilibrio ecológico de estos ecosistemas, siendo una especie clave en la cadena alimentaria y un indicador importante de la salud de los ecosistemas andinos.

El guanaco es una especie notable por su capacidad de adaptación a una amplia gama de condiciones ecológicas, lo que le permite habitar desde los desiertos de la costa del Pacífico hasta la puna, las pampas y los bosques húmedos de Tierra del Fuego. Incluso se han avistado guanacos a alturas de hasta 5,000 metros sobre el nivel del mar.

Este camélido se distingue por su cuerpo esbelto y una coloración de pelaje que varía según su ubicación geográfica. Las poblaciones del sur tienden a tener un pelaje de un marrón rojizo oscuro, mientras que en las del norte, el color es más claro, con tonos amarillentos arcillosos. El pecho, vientre y la parte interna de las piernas suelen ser de un blanco más o menos puro, contrastando con la tonalidad oscura de la cabeza, que presenta matices negruzcos. Los alrededores de los labios, ojos y bordes de las orejas suelen ser blanquecinos, añadiendo un atractivo contraste a su apariencia. Un guanaco adulto presenta dimensiones notables en su estructura corporal. Por lo general, su longitud puede oscilar entre 1.50 y 2.20 metros, mientras que su altura se sitúa en un rango de 1.20 a 1.50 metros. En cuanto a su peso, estos majestuosos animales pueden variar entre 120 y 150 kilogramos, lo que los convierte en una presencia imponente en su entorno natural.