Numerosos turistas eligen la Ciudad Imperial para sumergirse en sus festividades, lo cual nos impulsa a elaborar un artículo detallado sobre las principales danzas tradicionales del Cusco. Estas expresiones artísticas se destacan por su profunda influencia prehispánica, la llamativa indumentaria que caracteriza a los participantes y el constante esfuerzo dedicado a su preservación, tanto para el disfrute de los visitantes como para el arraigo cultural de los habitantes locales.
La Danza del Qhapaq Qolla tiene sus raíces en la era precolombina, originalmente asociada a rituales agrícolas y a la veneración de los apus, que son los espíritus de las montañas. Con la llegada de los conquistadores españoles y la influencia del catolicismo, la danza experimentó una fusión con elementos cristianos, convirtiéndose en una parte integral de las celebraciones de Qoyllur Rit’i.
Esta expresión artística simboliza el viaje de los comerciantes o pastores Qolla, quienes se trasladan desde regiones altas y lejanas para participar en el festival. Refleja temas de peregrinación, sacrificio y la interconexión entre la fe andina y la católica. Los movimientos y ritmos de la danza evocan la ardua travesía, así como el respeto hacia la naturaleza y los espíritus sagrados de los Andes. Los danzantes, llamados Qollas, visten trajes espectaculares que incluyen sombreros adornados con plumas, máscaras y ponchos pesados, representando a los pastores y comerciantes de las regiones altas. Portan accesorios como látigos, espejos y bolsas, simbolizando los elementos que los pastores llevarían en su viaje. Estos personajes danzan al compás de instrumentos andinos, expresando respeto y devoción en cada paso.
La exuberancia de sus vestimentas y la incorporación de elementos simbólicos reflejan la riqueza cultural y espiritual de la danza, encapsulando la conexión entre la tradición ancestral y la fusión de influencias posteriores. La representación artística de los Qollas se convierte así en una expresión vibrante y significativa de la identidad cultural en la región andina.
Esta danza representa un componente esencial de la festividad del Carnaval en la región, evidenciando la rica historia y el sincretismo cultural característicos del área. La Danza del Carnaval de Ccatcca se enmarca en una tradición ancestral que se remonta a tiempos precolombinos, adaptándose y transformándose a lo largo de los siglos. En sus orígenes, estas danzas eran rituales vinculados a la agricultura, celebrando la fertilidad y la renovación. No obstante, con la llegada de los colonizadores españoles y la introducción del cristianismo, se añadieron nuevos elementos y simbolismos a la celebración.
Esta danza constituye una exaltación de la vida y la comunidad, destacando especialmente como muestra de gratitud hacia la Pachamama (Madre Tierra) por la fertilidad del suelo y las expectativas de una cosecha abundante. Durante el Carnaval, la danza se convierte en un medio para la expresión de la alegría y la comunión colectiva, además de servir como vehículo para la preservación de las arraigadas tradiciones culturales en la comunidad.
Qapac Negro, cuyo significado directo en quechua es “negro rico”, es una danza colectiva mestiza que emergió en la época republicana. Sus personajes simbolizan la figura del esclavo negro y la experiencia de la esclavitud durante la época colonial. Los cánticos asociados con esta danza reflejan los sufrimientos vividos, expresados hacia la Virgen, al mismo tiempo que manifiestan devoción hacia ella.
Según cuenta la historia, los antiguos esclavos negros, provenientes de la costa y de Bolivia, se asentaron para trabajar en las minas de plata y oro en Paucartambo. Se dice que algunos de ellos llevaron consigo la devoción que profesaban hacia la Virgen del Carmen de Lima.
En la danza del Qhapaq Negro, los personajes incluyen a un rey negro, un par de niños y dos filas de soldados negros dispuestos en paralelo bajo el mando de sus respectivos capitanes. Durante la danza, se observa una división de roles entre los danzantes, encargados de recitar sus cánticos, y el grupo instrumental que ejecuta la música, compuesto por instrumentos como arpa, quena, violín, acordeón, bombo o batería.
La contradanza es una danza agrícola en la cual el caporal de la comparsa integra a los demás danzantes en las labores del campo. Sin embargo, también puede interpretarse como una parodia de las danzas de salón practicadas por las élites españolas durante la época colonial, lo cual cobra sentido al considerar el nombre “contra-danza”. La Contradanza tiene una historia rica en logros y sorpresas, habiendo obtenido premios destacados, como el Concurso Departamental de Danzas Folclóricas en 1968 y el festival del Inti Raymi en 1991. Además, su comparsa fue pionera al adquirir un local propio en el pueblo y al ser la primera en institucionalizarse, convirtiéndose en una asociación con personería jurídica inscrita en el Instituto Nacional de Cultura en 1989.
En la Contradanza participan diversos personajes, entre ellos el machu (caporal), los danzantes que llevan máscaras de malla metálica, y un conjunto musical compuesto por un violín, un acordeón, un bombo (o batería) y quenas.
La danza Wallata es una representación del cortejo de las aves wallatas (machos) hacia las wachachas (hembras), mediante la personalización de sus movimientos en una coreografía. Los danzantes encuentran inspiración en todos los aspectos relacionados con las aves, incorporando gritos, movimientos, comportamientos de apareamiento y todo aquello que refleje la dominancia del macho. Por otro lado, las mujeres ejecutan movimientos elegantes para demostrar coqueteo.
El origen de esta danza está estrechamente vinculado al hombre de campo, quien mantiene una conexión profunda con la naturaleza que lo rodea, incluyendo la fauna, como las wallatas, aves palmípedas que habitan en las qochas y totorales cercanos a estas comunidades.
Los danzantes se dividen en hombres y mujeres que representan el coqueteo del ave wallata. Los varones visten pantalones cortos, manguetas blancas, un pequeño poncho de color rojo, un chullo, ojotas y una montera circular. Por su parte, las mujeres llevan una pollera negra con una franja roja, una minifalda o ukhuna, chamarra roja, montera circular, ojotas y una lliclla.
El Saqra, cuyo significado en quechua es “diablo”, desempeña un papel fundamental en la danza al representar el espíritu del mal o la tentación. Esta expresión artística constituye una representación simbólica de la lucha contra las fuerzas negativas, simbolizando la preservación de la moral y las buenas costumbres. Mediante sus movimientos y gestos, los danzantes narran una cautivadora historia de conflicto y la victoria del bien sobre el mal.
Dentro de la Danza Saqra, los protagonistas indiscutibles son los Saqras o diablos, ataviados con trajes vibrantes y máscaras elaboradas que ostentan cuernos y expresiones grotescas. Estos trajes se enriquecen frecuentemente con accesorios como espejos, campanas y cintas, proporcionando un impacto visual y auditivo dramático a la representación. Los movimientos ejecutados son ágiles y lúdicos, capturando de manera viva y juguetona el carácter travieso y tentador atribuido a los Saqras.
Esta danza representa a los guerreros Chuncho, un grupo étnico reconocido por su valentía y habilidades en la guerra. Los movimientos y la indumentaria de la danza evocan las prácticas guerreras y la conexión profunda con la naturaleza y los espíritus de la selva. La danza es una celebración que rinde homenaje a la fuerza, la valentía y la sabiduría de estas comunidades, destacando su resistencia y supervivencia a lo largo de los siglos. La expresión artística de la danza no solo resalta las habilidades marciales de los guerreros Chuncho, sino que también captura la esencia de su relación con la selva, incorporando elementos simbólicos que refuerzan su vínculo con la naturaleza. Así, esta danza se convierte en un tributo vibrante y significativo a la historia y la identidad de los Guerreros Chuncho.
Los danzantes se visten con trajes elaborados que reflejan la indumentaria tradicional de los guerreros de la selva. Estos trajes incluyen tocados de plumas, máscaras y pinturas faciales coloridas, así como adornos que simbolizan la rica fauna de la selva amazónica. Los danzantes portan lanzas o arcos y flechas, y sus movimientos son enérgicos y ágiles, imitando las tácticas de caza y combate utilizadas por los guerreros.
La danza no solo es una representación artística, sino también una conexión viva con las tradiciones y la cosmovisión de los Chuncho. Cada elemento del atuendo y cada movimiento contribuyen a recrear la valentía y la destreza de estos guerreros, así como su profundo respeto y armonía con la naturaleza de la selva. La Qhapaq Chuncho se convierte así en un tributo dinámico y significativo a la herencia cultural de esta comunidad.
conocimiento ancestral, desempeñando el papel de guardianes y protectores de las montañas sagradas, conocidas como “apus”. En el contexto de la danza, encarnan la fuerza, valentía y poder espiritual. Su función es de vital importancia durante el Qoyllur Rit’i, ya que se les atribuye la capacidad de establecer comunicación con los espíritus y asegurar la protección de los peregrinos.
En la ejecución de esta danza, los Ukukus se atavían con trajes que emulan la piel de un oso, complementados con máscaras que ocultan sus rostros y sombreros ornamentados. Frecuentemente portan látigos, y su conducta se caracteriza por ser juguetona pero respetuosa. Su actuación es enérgica y simbólica, incorporando rituales que, según la creencia, salvaguardan a la comunidad y fomentan la armonía con la naturaleza.
La palabra “Qorilazo” proviene de la combinación de “Qori”, que significa oro o dorado en quechua, y “lazo”, que tiene el mismo significado en español. Por lo tanto, la danza trata sobre el “cholo con lazo de oro”, haciendo referencia a la conexión de los habitantes de esta región con sus quehaceres y pasatiempos. La danza involucra a un grupo de varones y otro de mujeres, acompañados por instrumentos de cuerda como la guitarra, el charango y la mandolina.
La danza Carnaval Cusqueño, que comparte su nombre con la festividad homónima, destaca como una de las más populares en Cusco, caracterizada por movimientos elegantes que resaltan la gracia y el ritmo ejecutados por jóvenes enamorados. La atracción principal de la coreografía radica en presenciar el “corte de monte”, también conocido como Q´ashwa o popularmente como Yunza. En este ritual, los jóvenes solteros danzan alrededor de un árbol decorado con regalos, serpentinas, globos, mantas, etc. El objetivo es ir cortando gradualmente el tronco del árbol hasta lograr que caiga.
Como se mencionó previamente, en esta danza participan grupos de mujeres y varones jóvenes. La vestimenta de las mujeres incluye faldas brillantes mestizas, blusa blanca, sombreros altos y blancos, trenzas en el cabello y pañuelo blanco. En cuanto al vestuario de los varones, se distingue por camisa blanca, pañuelo blanco, sombrero negro, pantalón y chaleco negro, zapatos negros y una chalina blanca. Ambos grupos están cubiertos de serpentina y harina en sus rostros.