El Arco de Santa Clara, ubicado en uno de los vértices de la Plaza San Francisco en el centro histórico de la ciudad imperial de Cusco, es un impresionante arco de triunfo que destaca por su belleza arquitectónica. Considerado como el más hermoso del Perú, este monumento es un símbolo de la Confederación Perú-Boliviana.
Su construcción tuvo lugar en el año 1835 por orden del mariscal Andrés de Santa Cruz, con el propósito de conmemorar la unión entre Perú y Bolivia. El diseño del arco es notablemente bello, y según el arquitecto José García Bryce, puede ser considerado como el arco republicano más hermoso del Perú. García Bryce describe su forma inspirada directamente en los arcos romanos de tres luces, enmarcadas por columnas sobre pedestales en ambas caras, aunque transformado considerablemente para adaptarse al contexto y estilo de la época.
El Arco de Santa Clara presenta dos frontis, adornados con elementos decorativos precisos. Los accesos laterales se componen de arcos de medio punto sencillos, construidos con piedras rojizas y andesitas, y presentan un sistema abovedado. En cada lateral, se encuentran cuatro columnas simples de estilo jónico, enmarcando la estructura en ambas caras.
El arco se caracteriza por sus tres vanos, siendo el central de dimensiones más amplias que los laterales, que culminan en arcos de medio punto por donde pasan los transeúntes. Las partes superiores de los frontis exhiben columnas jónicas adicionadas a las paredes, decoradas con sugerentes adornos de hojas de acanto simplificadas.
La fachada principal destaca por la presencia del escudo nacional, mientras que en la posterior se encuentra un escudo similar, aunque menos visible, lo que le otorga una apariencia más sencilla, pero no menos significativa en términos de elaboración e importancia.
Un detalle que resalta notablemente en el Arco de Santa Clara es el escudo nacional peruano, situado en el remate o segundo cuerpo del arco. Este escudo está tallado en alto relieve, mostrando detalles muy perceptibles de los símbolos patrios. Es especialmente impresionante la representación del sol con rayos retorcidos, lo que sugiere la posible influencia del Mariscal Andrés de Santa Cruz en su diseño. En la parte posterior del arco, también se encuentra otro escudo, aunque de menor calidad que el de la fachada principal. En este escudo, se puede apreciar el texto “República Peruana” en su parte superior, junto con una imagen que puede resultar un tanto borrosa.
Además, en este mismo sector se elevan cuatro pináculos piramidales de formas delgadas, que culminan en remates circulares como elementos decorativos. Estos pináculos se repiten simétricamente en ambos lados de la parte posterior del arco. La composición se complementa con columnas simples de orden jónico, adornadas con sugerentes relieves de hojas de acanto alargadas y estilizadas.
En la cúspide del arco, en su parte central, se encuentra tallada en piedra la imagen de una estatua que representa a La Libertad. Esta figura sostiene en su mano derecha un gorro frigio, que reposa sobre una barra. Esta representación está inspirada en esculturas griegas, ya que en la antigua Grecia, las estatuas de los libertadores de esclavos portaban este distintivo como símbolo de la libertad. Un detalle destacable es la restauración del brazo izquierdo de la estatua, que fue elevado para otorgarle una expresión de mayor libertad. Como resultado, ambas manos se encuentran elevadas a la misma altura, añadiendo un mayor dinamismo y fuerza simbólica a la representación de La Libertad en el Arco de Santa Clara.
En este monumento también se pueden apreciar cóndores sedentes situados en la parte superior, acompañando a la estatua de la libertad. Estas impresionantes aves, talladas en piedra, tienen su mirada orientada hacia el este, en dirección a la salida del sol. Este detalle es de gran relevancia, ya que los cóndores son símbolos emblemáticos de los Andes, pero históricamente fueron despreciados por los españoles, quienes los describían en sus escudos heráldicos como aves carroñeras que atacaban a los nativos de la región.
Por tanto, la presencia de los cóndores en la cima de este arco adquiere una poderosa carga simbólica y actúa como un acto de reivindicación.